Mitos y realidades sobre la sexualidad
• La mujer
nunca queda embarazada en la primera relación sexual.
Mito: este es
uno de los mitos más comunes y perniciosos que lleva a los adolescentes a
cometer muchos errores. Si durante la relación sexual la mujer está fértil,
puede producirse el embarazo sin importar que sea la primera, la segunda o la
última relación sexual.
• A las mujeres que han tenido relaciones sexuales se les arquean las piernas.
Mito: el haber
tenido relaciones sexuales no provoca ningún cambio físico en la mujer, ni en el
hombre. Por lo tanto no es posible “saber” si una mujer ha tenido o no
relaciones sexuales a través de su estructura física.
• El lavado
vaginal después de la relación sexual es un método eficaz para evitar el
embarazo.
Mito: el lavarse
después de haber tenido relaciones sexuales o el tomar agüitas de hierba, no
evita la posibilidad de que ocurra un embarazo. Los métodos efectivos para
evitar el embarazo se basan en datos y técnicas científicamente probadas y que
la pareja debe conocer antes de tener la relación sexual.
• Las eyaculaciones o emisiones nocturnas son absolutamente normales en los
varones.
Realidad: a partir
del fin de la pubertad (13-14 años aproximadamente) es natural que los muchachos
tengan eyaculaciones espontáneas durante los sueños. Esto es un signo que habla
de la maduración sexual-biológica que están experimentando. Esta experiencia se
relaciona con el inicio de la menstruación, en la caso de las muchachas. Ambas
situaciones indican que muchachos y muchachas han logrado un desarrollo
biológico que les da la capacidad de reproducirse.
Sin embargo,
cabe aclarar que la capacidad para hacerse responsables de poder procrear no se
limita sólo a lo biológico, sino que requiere de una maduración psicológica,
social y valórica, que permita asumir la responsabilidad que implica la
maternidad y paternidad.
• El VIH-SIDA se contagia sólo si se tiene relaciones sexuales con homosexuales
o prostitutas.
Mito: cualquier
persona que sea portadora del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) lo puede
transmitir a otra a través de la relación sexual, a través del intercambio de
sangre por medio de una jeringa que contiene sangre de un portador o portadora,
a través de la placenta de la madre portadora, etc. La posibilidad de transmitir
el virus no tiene que ver ni con la condición social, la situación económica, la
orientación sexual u otro; basta que la persona tenga alguna práctica de riesgo
para que ello pueda ocurrir.
Fuente:
Julia Marfán (2000) Manual de
educadores juveniles. Ediciones
CIDE.
muy buena tu información te digo q etiquetes ami amiga ja ja ja ok no felicidades marko
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